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Testimonios de esclavas sexuales mexicanas conmueven en El Vaticano

El dolor de dos jóvenes mexicanas, explotadas sexualmente y forzadas a trabajar, conmocionó este martes a los más de 60 alcaldes de todo el mundo —incluido el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera— reunidos en el Vaticano para luchar contra las formas de esclavitud moderna y el cambio climático.

Los desgarradores testimonios de Karla Jacinto y Ana Laura Pérez, abrieron el encuentro convocado por el papa Francisco en el Vaticano para luchar contra el cambio climático y la trata de seres humanos, dos graves tragedias que afectan a todos los países, según el mismo pontífice argentino.

Ante las cerca de 300 personas que asistían al foro organizado en el Aula Nueva del Sínodo por la Academia de Ciencias Sociales de la Santa Sede, Jacinto reveló que «de los 12 a los 17 años tuve 42,000 relaciones sexuales», tras narrar una infancia infeliz, dominada por los abusos físicos y sexuales dentro de la propia familia.

«Un ángel caído del cielo me salvó», reconoció al mencionar la persona, un cliente, que la ayudó a romper el círculo de explotación en que se encontraba.

Una hoja en blanco se convirtió en el emblema de una nueva vida, de la batalla contra esas formas de esclavitud, un fenómeno que el papa argentino combate desde sus años de sacerdote en su país y que ha convertido en una prioridad desde que llegó al trono de Pedro en 2013.

«Yo los invito a que escribamos una nueva vida, una hoja en blanco. No es posible que siga existiendo esta esclavitud en el siglo XXI, no es posible que todos estemos ciegos ante esa esclavitud», clamó Pérez.

«Soportaba el hambre, masticaba el plástico, no me daban de tomar, tenía que beber el agua con la que planchaba», fue el conmovedor relato de Laura, quien se sentía frágil, impotente, incapaz de huir y vivir libremente.

«Cuando decidí escapar estaba muerta en vida», reconoció la joven, de 23 años, obligada por cinco años a planchar por 20 horas e inclusive a dormir parada.

Ante el llamado de esas esclavas modernas, cuyos gritos no suelen ser escuchados en muchos rincones del planeta, la Iglesia católica liderada por Francisco decidió movilizarse.

Invitó a unos 65 alcaldes de todo el mundo, entre ellos de grandes ciudades de América Latina, como Río de Janeiro, Sao Paulo, Ciudad de México y Bogotá así como a los regidores de París, Madrid, Nueva York, Boston, San Francisco, Roma, Milán, Nápoles, Oslo, Estocolmo, Teherán, Argel, Abiyán, Acra, Libreville, Lubumbashi (RD Congo) y Johannesburgo.

«El papa Francisco es un ejemplo», confesó la recién elegida alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quien como el pontífice está convencida de que el primer paso para modificar las conductas es el de dar ejemplo.

«Esta es una sociedad que no ha educado su sexualidad», reflexionó la alcaldesa.

Cambiar modelo de vida

«El papa nos desafía, nos invita a no seguir presos, a no dejarnos capturar del consumismo (…) Tenemos más herramientas de las que creemos. El papa pide a los gobiernos que hagamos más. Hemos sido invitados a ir más allá, por más difícil que parezca», reconoció el alcalde de Nueva York, Bill De Blasio.

«Tenemos que cambiar el modelo de vida», admitió por su parte la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.

Para ese cambio de modelo de vida que el papa promueve a través de su encíclica Laudato si, en la que defiende un desarrollo sostenible e integral, los regidores de numerosas ciudades ilustraron las medidas que han tomado para contrarrestar el cambio climático, como empleo de bicicletas, favorecer el reciclaje, etc.

«La agenda ambiental y la agenda social son inseparables», recalcó por su parte Fernando Haddad, regidor de Sao Paulo, la mayor metrópoli de América del Sur.

«La ciudad contemporánea ha sido sofocada por la privatización del espacio público, por el individualismo, por el consumismo. Ese proceso tiene un impacto muy fuerte en el equilibrio del medio ambiente y del ambiente socio económico», resumió el alcalde.

La jornada concluirá con la intervención del papa.

Al término del foro, los alcaldes deberán firmar un documento final en el que se comprometen a tomar medidas específicas para luchar contra las nuevas formas de esclavitud moderna.

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