La presencia de este metal pesado genera daños a la salud humana y a los biodiversidad
Este 16 de agosto de 2017 entra en vigor el Convenio de Minamata, ratificado por México entre otras naciones que buscan regular las emisiones antropogénicas de mercurio (Hg), un metal pesado presente de forma elemental en el aire, el agua y los suelos, pero que al dispersarse en diferentes formas y permanecer en los ecosistemas causa graves daños a la salud física, así como discapacidad intelectual en las poblaciones expuestas, e impacta a la biodiversidad.
Dos sucesos trágicos pusieron en el foco internacional este grave problema sanitario: la catástrofe de Minamata, donde la población de esa bahía japonesa y sus alrededores consumió pescado contaminado con metilmercurio, dando origen a la “enfermedad de Minamata” que genera desórdenes permanentes e irreversibles en el sistema nervioso central, y el envenenamiento con mercurio en Irak de varias poblaciones rurales que consumieron arroz contaminado con el fungicida fenilmercurio y desarrollaron el mismo padecimiento.
Sobre tales efectos a la salud humana advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de octubre de 2013 al lanzar, junto con 140 países, la iniciativa “Salud Libre de Mercurio hacia el año 2020”, habida cuenta de que la exposición a ese metal pesado ocasiona daños cerebrales y neurológicos, principalmente a los jóvenes, además de representar una grave amenaza para el desarrollo del niño en gestación por los efectos nocivos que ocasiona a los pulmones, riñones, sistema nervioso, digestivo e inmunológico.
Por esas y muchas más consecuencias del inadecuado uso del metal blanco surgió el Convenio de Minamata, que busca proteger la salud humana y el medio ambiente de las emisiones y liberaciones de mercurio y sus compuestos a partir de fuentes antropogénicas.
En atención a estos planteamientos, el Gobierno de la República, a través de las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), de Relaciones Exteriores (SRE), de Economía (SE) y de Salud (SSA), prepara una estrategia nacional que permita atender los compromisos y retos del nuevo convenio internacional.
Los trabajadores de la minería constituyen uno de los sectores más afectados por el mercurio, por lo cual el Convenio de Minamata incluye la prohibición de nuevas minas de ese metal tóxico, la eliminación gradual de las existentes, la reducción de su uso en una serie de productos y procesos, la promoción de medidas de control de las emisiones a la atmósfera y las liberaciones al suelo y al agua, así como la regulación de la minería de oro artesanal y a pequeña escala.
Además, este convenio promueve el almacenamiento provisional de mercurio, su eliminación una vez que se convierte en residuo y la gestión adecuada de los sitios contaminados con dicho metal.
Si accidentalmente se ingiere, este metal blanco tóxico, pesado y brillante no solo es corrosivo para el tracto digestivo sino que puede causar daño renal. Al caer en la piel y los ojos, los corroe, y si sus vapores se inhalan pueden dañar pulmones, riñones sistema nervioso, digestivo e inmunológico.
Un inadecuado manejo de este metal en cualquiera de sus formas, cuando lo contienen materiales que al final de su vida útil son arrojados a depósitos de basura y confinamientos de desechos, propician que el metal llegue al mar y contamine principalmente a los grandes peces, como el pez espada, el salmón y la trucha, los cuales más tarde son consumidos por las personas.
Este metal aparece también en sales muy volátiles de alta solubilidad en el agua y reactividad química, características que favorecen la rápida deposición en la atmósfera, y tiene una gran capacidad para acumularse en los organismos y ascender por la cadena alimenticia. Pero la fórmula de metilmercurio es la que mayormente se absorbe y acumula, y esta bioacumulación es sumamente dañina para los animales y los seres humanos. Los peces depredadores son los más susceptibles a adherir este elemento que, cuando se combina con otras formas de mercurio, lo que prolonga más de dos años la vida media del metal.
Tras la contaminación por ingesta de los peces depredadores, el metilmercurio llega además de los seres humanos, a las aves marinas, focas, nutrias, águilas pescadoras y de cabeza blanca, focas y mamíferos acuáticos como las nutrias y el visón.
La SEMARNAT, a través del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) prepara la “Evaluación Inicial del Convenio de Minamata” para diagnosticar la situación nacional sobre el mercurio en el país, y a finales del presente año tendrá lista una estrategia para atender este problema.
En Ginebra, Suiza, del 24 al 29 de septiembre próximo se celebrará la Primera Conferencia de las Partes del Convenio de Minamata, con la participación de nuestro país.