Por Víctor Octavio García
Con afecto a mi querido amigo, Raúl Olachea Lucero, orgullosamente sudcaliforniano.
Distante –en línea recta– seis kilómetros del rancho El Aguajito, se encuentra la cueva donde habitaron las últimas dos indias guaycuras (madre e hija) que fueron atrapadas por un grupo de rancheros de la zona en 1850, –según la tradición oral–, aún conserva vestigios de su presencia (metates, manos de metate, pequeñas ollas empotradas sobre el tepetate para moler semillas, pedernales, cenizas y hollín sobre el piso, pared y el techo de la cueva) que muestran claramente que el proceso de evangelización en la California jesuítica no fue fácil ni de un día para otro; en 1850 San Francisco era una ciudad pujante, en el medio oeste, Billy Kid consignaba las primeras leyendas épicas de valor y destreza con su Colt fajada al cinto y Antonio López de Santa Anna ya había entregado más de la mitad del territorio nacional a los yanquis.
En 1850, trescientos años después de que el primer español pisara tierras californianas, a 70 kilómetros de La Paz sobrevivían en un medio hostil dos aborígenes que habían resistido el cruel proceso de evangelización. De acuerdo a la tradición oral –la historia que se cuenta de boca en boca y de generación en generación–, las últimas dos guaycuras resistieron y se mantuvieron ajenas al proceso de evangelización varios años después de que un puñado de sucalifornianos firmarán el acta de adhesión de independencia en Mulegé, y mostrarían ante propios y extraños el valor, el coraje y el orgullo de quienes conformaron nuestra centenaria comunidad de sangre.
Hace poco estuve en el lugar donde se encuentra la mítica cueva cortándole “huella” a un “hijuelachingada”. Isidro Ruiz y el “Prieto” Sosa le habían soltado dos “pajuelazos” a un cuerni cabra o alerno. El animal corrió despavorido hacia la zona donde se ubica el refugio de las últimas dos guaycuras, aproveche el viaje para explorar por enésima vez la zona que conserva agua retenida (poza) entre los tepetates. El acceso no es fácil, sólo quienes conocen la zona saben cómo llegar. Meses atrás habíamos estado en el mismo lugar donde asamos un costillar –por cierto las costillas más duras que he comido en mi vida– y medio gusto que todo se mantiene en su orden; sin basura, sin pintas sobre las piedras y sin daños que hagan presumir actos vandálicos.
La cueva es espaciosa y alta. Excelente refugio para cualquier época del año y sobre todo, agua garantizada para toda la temporada. En sus alrededores aún sobreviven varias pitahayas dulces que han sobrevivido a las inclemencias del clima; chubascos y largas sequías. Sobre la orilla de la poza que se forma en los tepetates –a solo diez o quince metros de donde se encuentra la cueva– dos frondosos zalates (higos silvestres) y sobre la cañada enormes palos blancos que siempre están verdes haciendo contrates con la resequedad y aridez de la zona.
Hace poco la visitó Emilio Cosio, del Club Gavilanes. Me comentó que no había visto nada (venado) eso si, mucha trilla de “lión” (puma). En más de siete ocasiones que he estado en la cueva, siempre me ha tocado ver trillas de “lión”, de burros mesteños, zorras, gatos monteses, coyotes, tejones y mapaches. Como es una zona donde siempre hay agua, la presencia de vida salvaje es inevitable. Imaginarse la zona hace doscientos años cuando atraparon a las últimas dos guaycuras que se guarecían en la mística cueva, seguramente era una zona de mucha actividad cinegética. No obstante que las lluvias son eventuales aún conserva rastros de un pasado que permitió la sobrevivencia de dos indias guaycuras, justo cuando Manuel Pineda resistía la invasión yanqui del 47 presentando batalla en “Casa Blanca”, en Mulegé. ¡Qué tal!.
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com
SOBRE EL CABRESTO
Juan Alberto Valdivia, Delegado de la Secretaría de Desarrollo Social en el Estado de Baja California Sur, acompañado de Ramón Zazueta Zamora, Jefe de la Unidad Operativa de Diconsa, supervisó la recarga de la tarjeta del Programa de Abasto Alimentario Sin Hambre (PAL Sin Hambre) en el Centro de Atención a Beneficiarios (CABE) ubicado en La Paz y operado por Diconsa.
Una disculpa al Delegado de Profeco en el estado, Isaías González Nava, por haberlo incluido dentro del grupo de Delegados Federales que se mandan solos y que además presumen su “pedigrí”. Por un error de dedo, un error involuntario consignamos en la entrega de ayer al Delegado de Profeco, cuando en realidad debió decir Delegado de Profepa. Servido señor…..Ya que hablamos de Delegados Federales, Axxel Sotelo, ex candidato del PRI a la alcaldía de La Paz, está a punto de asumir la titularidad de una Delegación Federal en el estado, según me lo confió hace un par de días.
Hoy a la una de la tarde, en conocido hotel de esta ciudad serán presentados ante los medios de comunicación las candidatas a reinas y candidatos a reyes de la alegría del carnaval La Paz 2016, según dio a conocer la alcaldía de La Paz… El Secretario General del Ayuntamiento de La Paz, Isidro Ibarra Morales, acompañado de diferentes autoridades municipales sostuvieron reunión de trabajo con habitantes de Todos Santos, representados por Elena de Moreno, donde se expuso el “Proyecto de Reforestación” a fin de crear nuevas alternativas de enseñar la importancia de la naturaleza e implementar la reforestación de los diversos espacios denominados áreas verdes.
Al encabezar una jornada social con fuerte participación ciudadana en la colonia “Chato Covarrubias de la cabecera municipal, el alcalde de Comondú, Francisco “Pancho” Pelayo convocó a los habitantes a ser solidarios con el Ayuntamiento y que cumplan con sus obligaciones tributarias para así, dijo, juntos seguir avanzando….Salud.