Datos del INEGI indican que la población de mujeres asciende aproximadamente a 61 millones y se desarrollan en prácticamente en todos los ámbitos, incluyendo el sector agroalimentario.
Las mujeres en el campo desarrollan diversas acciones productivas además del trabajo no remunerado, como son las actividades familiares, domésticas y comunitarias, todas ellas se desenvuelven en un entorno que poco a poco se va adaptando para que las condiciones sean mejores cada día.
En este sentido, se encuentran las mujeres agroempresarias, quienes se han abierto paso dentro del sector para impulsar su economía y participar con su producción en los mercados nacionales e internacionales.
Sin embargo, el trabajo no es posible realizarlo solas, por ello, a través del trabajo conjunto entre Instituciones, se brinda capacitación, financiamiento accesible, talleres de microfinanzas, esquemas de aseguramiento, huertos familiares, comunitarios y medicinales, proyectos productivos e inversión para sus negocios, paquetes productivos para el autoconsumo y asistencia técnica con perspectiva de género, con el objetivo de empoderarlas en sus actividades laborales.
Estas actividades dotan a las mujeres rurales de las herramientas necesarias para que tenga mejores ingresos, incrementen su disponibilidad de alimentos y la de su familia, al mismo tiempo que desarrollan su potencial, ya que el papel que ellas desempeñan en la escena nacional del campo es de vital importancia.