El estrés por cuestiones económicas, es una de las principales afecciones en nuestros días, ya que las condiciones laborales a causa de la pandemia se han puesto bastante críticas; sin embargo, el ahorro podría ser una buena opción para hacerle frente y tener un poco de tranquilidad, la cuestión es que no sabemos cómo llevarlo a cabo a cabo.
Si lo pensáramos detenidamente, posiblemente, seriamos capaces de entender que, el ahorro es una rutina necesaria, sin embargo, somos nosotros mismos los que saboteamos dicha rutina al “ordeñar” nuestro guardadito, y peor aún, somos nosotros mismos los que nos preguntamos acerca de la utilidad que esta tiene.
Ponemos trabas constantemente al ahorro, sobre todo cuando decimos que ¿para qué ahorramos? Si somos jóvenes y debemos vivir la vida, decimos también que la vida es muy corta como para no disfrutar del dinero que tanto trabajo nos ha constado, conseguir; de igual forma, pensamos en que ganamos tan poco que si nos ponemos a ahorrar no nos rendirá o alcanzará lo que tenemos para hacerle frente a los gastos rutinarios que tenemos, ya ahorraremos cuando ganemos más; sin embargo, esto no es más que un autoengaño o una forma de salirnos por la tangente y seguir mal utilizando nuestros recursos financieros.
La cuestión es que el ser humano está programado para atender las necesidades más inmediatas, a pensar más en el presente que en el futuro, por lo que no nos hace mucha gracia el hecho de que, tengamos que sacrificar algo en el presente por darle certeza a un futuro que, obviamente, no conocemos.
Lo anterior sumado a que, es justamente esa premisa de satisfacer las necesidades, por la cual, a veces terminamos comprando muchas cosas por mero instinto y que en realidad no necesitamos, y es que si nos detuviéramos a pensar en lo que hemos comprado en un periodo determinado, posiblemente, nos daríamos cuenta de que hemos hecho compras impulsivas, un enemigo más de la cultura del ahorro.
Otro de los enemigos del ahorro son los gastos hormiga, tales como la botella de agua, los chicles, cafés de marca, golosinas, frituras, desayunos y comida en la calle, el cual si nos detuviéramos a analizar, nos daríamos cuenta que nos hemos gastado una cantidad considerable de dinero que bien pudimos ahorrar.
Lo que si podemos tener en cuenta que es que el ahorro proporciona seguridad y tranquilidad, ya que permite hacer frente a situaciones que no tenemos contempladas, hacer gastos fuertes que requieren que sean sufragados en el momento, o incluso, hacerle frente a enfermedades y los gastos que estas conllevan, lo anterior sin dejar de lado que a veces suceden imprevistos como el perder el empleo; ante estas situaciones, es bueno tener un colchón que nos permita hacerle frente a esos inconvenientes que llegan sin ser llamados.
Muchas personas, una vez llegada la pandemia, se vieron en graves problemas ya que no contaban con un fondo para imprevistos, si tan solo hubiéramos sabido lo que vendría seguramente, hubiésemos dedicado un poco de nuestro dinero para afrontar este episodio que vivimos desde el año pasado hasta nuestros días.
Para empezar a ahorrar debemos visualizar lo que podríamos enfrentar en un futuro o incluso, darnos un tiempo para pensar en la posibilidad de comprar un terreno, un auto nuevo, un viaje o algo que implique un gasto fuerte, pero además, ver la posibilidad de que ocurriese un evento no contemplado del cual pudiéramos salir sin problemas.
El ahorro debe ser algo que hagamos con rigurosidad, es decir, formar un hábito, los expertos en finanzas personales señalan que deberíamos destinar al menos un 30 por ciento de nuestros ingresos, aunque para iniciar, puede ser un 10 o 15 por ciento de lo que percibimos