Soldados del Ejército Mexicano rescataron a más de 40 inmigrantes que permanecían secuestrados en dos casas de seguridad ubicadas en una colonia de clase alta de está ciudad fronteriza en Sonora.
Fue la mañana del martes, cuando un grupo numeroso de connacionales lograron someter a las personas que los estaban vigilando, al escapar corrieron hasta encontrarse con una patrulla de policías que les brindó auxilio.
Las casas de seguridad estaban ubicadas en la calle privada Eduardo W. Villa, del sector residencial Kennedy, a escasos dos kilómetros de la línea Internacional que divide a las ciudades homónimas de Nogales en Sonora y Arizona.
Todas las víctimas eran nacidas en distintos estados de la República Mexicana, la mayoría eran hombres adultos pero también había varias mujeres y niños, estos permanecieron secuestrados entre 30 hasta 60 días.
Según sus primeras declaraciones, la banda de «polleros» los fueron ubicando en distintos hoteles de la ciudad de donde eran trasladados y les quitaban sus pertenencias para privarlos de su libertad, cobrándoles entre cinco a seis mil dólares por cruzarlos ilegalmente hacia los Estados Unidos.
Los traficantes de personas, pasearon a los inmigrantes por zonas despobladas para hacerlos creer que ya estaban del otro lado de la frontera y extorsionar a sus familias; para mantenerlos cautivos y tranquilos, les decían que había mucha vigilancia de la Patrulla Fronteriza y por eso los mantenían encerrados.
Cansados del encierro, las víctimas idearon un plan donde fingían que uno de ellos sentía un malestar, logrando distraer a los «polleros» para amagarlos y escapar; cuando las autoridades acudieron al domicilio donde éstos permanecían cautivos, descubrieron que en la casa contigua también había personas secuestradas, para un total de aproximadamente 44 inmigrantes rescatados.
Hasta el momento, ninguna autoridad ha reportado sobre el número de sospechosos detenidos.
Antes, el residencial Kennedy fue una de las colonias de mayor nivel socioeconómico en Nogales, pero poco a poco las mansiones se fueron ocupando como casas de seguridad de grupos criminales, desplazando a las familias de este sector.
