Disfrutemos luz, color y sonido de los fuegos artificiales, pero cuidemos la salud y el medio ambiente
A muchos metros de distancia, solo el olfato nos reporta la polución que genera esa mixtura de nitratos, sulfatos y percloratos en fórmulas de sodio, cobre, estroncio, litio, antimonio, magnesio y aluminio, sin olvidar el bario –de isótopos radiactivos– que nos ofrece un vivo color verde, indica el portal www.natura-medioambiental.com.
Neutralizantes, oxidantes y aglomerantes se mezclan en la pirotecnia, además del perclorato de sodio que da propulsión al cohete, los metales pesados que aportan el color y los aerosoles que producen la detonación.
Ya en los aires, esa mezcla libera, entre otros componentes, monóxido de carbono (CO) y partículas suspendidas (PM2.5) que tardan hasta tres días en disiparse, según reveló Eric Concepción, especialista en gestión y de la calidad ambiental del aire del Ministerio del Ambiente de Perú, en declaraciones al portal www.lagranepoca.com
Graves males respiratorios causan las PM2.5 al ser inhaladas y entrar directamente hasta el fondo pulmonar, previenen organismos de salud, y agregan que el CO, gas sin olor ni color, puede causar súbito malestar por envenenamiento, e incluso la muerte, mientras los metales impactan al sistema respiratorio.
A su vez, el perclorato de sodio que detona la cohetería cerca de los cuerpos de agua se eleva hasta un millar de veces los niveles normales y daña a microorganismos y fauna acuática, según documenta la revista científica Enviromental Sciense & Tecnologhy, citada por el diario El País a partir de investigaciones realizadas en lagos de Estados Unidos cercanos a sitios donde se quemaron fuegos pirotécnicos.
Los investigadores encontraron aumentos de entre 24 y 1.028 veces la concentración media de estos compuestos en el agua a lo largo de las 14 horas siguientes a los fuegos artificiales.
A su vez, la Oficina Federal del Medio Ambiente de Suiza, también citada por El País, recomienda a las personas con padecimientos respiratorios y cardiovasculares no asistir a espectáculos pirotécnicos.
No sobra reconocer que el ruido y las luces resultado de los estallidos que se hacen durante largos tiempos y en grandes cantidades, perturba los ecosistemas y la biodiversidad. La misma oficina suiza admite que los fuegos artificiales constituyen una fuente de estrés para la fauna, así como un grave riesgo de incendio forestal.
Disfrutemos el color y sonido de las fiestas patrias, pero también pensemos en la salud de todos, principalmente la de los más vulnerables –niños, ancianos y personas con males respiratorios y cardiovasculares–, así como en la salud del entorno.