La gastronomía pone en jaque al molusco que por siglos ha dado a telas artesanales una sorprendente tonalidad violeta
Podría ser irrecuperable el caracol púrpura pansa (Plicopurpura pansa), habitante de los acantilados de Huatulco que por siglos ha dado el más puro y firme color del espectro violeta que sin fijadores resalta en blusas, faldas, diademas, rebozos y otras prendas de vestir de las culturas mixteca, chontal, zapoteca, huave y huichol, que han recorrido el mundo en bordados sobre algodón o en lana tejida en telar de cintura.
Hace unas décadas, la zona del litoral oaxaqueño donde habita este molusco gastrópodo fue decretada zona de conservación para preservarlo, pero la disposición fue cayendo en el olvido ante un turismo ávido de sensaciones gustativas que llevó a la gastronomía a crear manjares de un sabor picosito que solo este caracol les puede dar.
Sujeto a protección especial por la NOM-059-SEMARNAT-2010, algunos extranjeros han intentado apropiarse de la explotación del singular caracol listado entre las 372 especies prioritarias que ofrecen oportunidades para alcanzar mayores esfuerzos de conservación, según el acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación el 5 de marzo de 2014.
Tuvo resonancia, a mediados de los ochenta, la sobrexplotación emprendida por una compañía japonesa que casi acaba con el molusco, de no ser por la protesta social y la denuncia mediática que determinó la publicación de un bando de buen gobierno municipal que, no obstante, ha resultado insuficiente.
Los tradicionales tintoreros han cerrado filas para impedir que se entregue a los extraños la técnica ancestral de ordeña para obtener el vivo tinte púrpura que el pequeño invertebrado expulsa para defenderse o para obtener alimento.
Se sabe que el molusco habita en la costa del Pacífico desde Baja California hasta Perú, pero un reconocido grupo de 20 artesanos recorre año con año 200 km de costa desde Pinotepa de San Luis, en el extremo suroeste de Oaxaca, para trepar los acantilados de Huatulco y ordeñar al caracol que encuentran adherido a las rocas arriba de la marea, donde recibe la brisa marina.
Ahí han observado cómo turistas que desconocen la tradición y la importancia ecológica del molusco lo manipulan e incluso lo engullen o lo destruyen, lo que ocurre tanto fuera como dentro del Parque Nacional Huatulco.
Los artesanos buscan la promoción y desarrollo de proyectos para la conservación y recuperación del caracol púrpura pansa que genera un inigualable color mexicano.