Un estudio de la Universidad de California, reveló que en la piel de la berenjena existe un antioxidante llamado nasusina, este protege a las células de los radicales libres ralentizando el proceso de envejecimiento.
Los datos más antiguos establecen el cultivo de la berenjena (Solanum melongena) en el estado de Assam (al noreste de la India), Birmania y en China. En la Edad Media, entró a Europa por la España musulmana, desde donde se extendió su cultivo por los países cálidos del Mediterráneo.
La berenjena cuenta con una historia muy particular, pues es posible que por desconocimiento de cómo cocinarla o por utilizar especies no comestibles haya causado problemas digestivos, ganándose mala fama.
Por otro lado, cuando entró a Europa existió la creencia de que su consumo provocaba enfermedades como fiebre, epilepsia y locura, por lo que fue utilizada durante mucho tiempo solamente como un adorno decorativo y exótico y no como un alimento.
Afortunadamente, en la actualidad ha perdido su mala fama y ha ganado muchos seguidores, pues la berenjena goza de muchas propiedades, entre ellas, estimula el buen funcionamiento del hígado, disminuye los niveles de colesterol, además contiene vitamina E, antioxidantes y es un excelente diurético.
La berenjena siempre se consume cocida, es una hortaliza muy versátil pues puede prepararse asada, salteada, horneada, frita, en puré, y hervida para consumir el agua.
En México, anualmente se producen casi 159 mil toneladas de berenjena, de las cuales 60 mil toneladas se exportan, siendo Estados Unidos el principal comprador con 99 por ciento del volumen exportado. Los principales estados mexicanos productores de berenjena son: Sinaloa, Yucatán y Nayarit, los cuales concentran el 98 por ciento de volumen total de producción.
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Sabías que…
La berenjena es pariente del jitomate y durante mucho tiempo fue considerada venenosa por su pigmentación.