BURÓ POLÍTICO/ TRANSPORTE: BARRIL DE PÓLVORA #vertigos
POR ARIEL VILCHIS
En tanto las medidas y restricciones establecidas para contener los contagios provocados por la pandemia van disminuyendo y la nueva normalidad nos va alcanzando, la movilidad de los ciudadanos a sus centros de trabajo y los jóvenes a los centros educativos irá en aumento conforme se vuelva obligatoria la modalidad presencial.
En ese sentido, en la capital del estado hay un tema que estará en el ojo del huracán en las próximas semanas y es que reactivar el Transporte Público en La Paz será todo un reto, desde la cobertura oportuna de las rutas hasta la modernización de las unidades después de dos años de prácticamente estar inactivos.
Con treinta y cuatro rutas existentes cubiertas por 165 unidades, los números no son nada halagüeños si se analizan detenidamente.
Según datos del Consejo Municipal del Transporte de La Paz, no todas las unidades cuentan con Seguro de Daños a Terceros, solo sesenta y tres de las 165 cuentan con revisión vehicular, no son inclusivas al no contar con rampa para discapacitados, no todas las unidades cuentan con puerta de entrada y salida y treinta de las unidades se encuentran sin trabajar.
En su mayoría, las unidades son obsoletas y los concesionarios por años han manifestado que no tienen los recursos necesarios para modernizarlas. Sin embargo, el regreso a la nueva normalidad y el incremento de la movilidad en la ciudad inevitablemente será un problema que tarde que temprano tendrán que enfrentar las autoridades.
El problema del transporte público en la capital del estado no es nuevo, se ha intentado modernizar a través de fideicomisos que no han funcionado porque los concesionarios no pagaron sus créditos, los altos costos de combustible, refacciones hacen inoperantes algunas rutas que no son costeables y, sin embargo, el servicio es necesario para la población que no cuenta con vehículo propio.
Quien ha utilizado el transporte público en La Paz, quien ha vivido la experiencia de usuario del transporte en la capital, puede afirmar que el servicio es malo, eso es innegable. Y sin embargo esa situación no va a cambiar en el futuro cercano, el trasporte público es un barril de pólvora al que nadie le ha puesto la atención debida. A la autoridad no le interesa, pues se traduce en gasto público y los concesionarios solo quieren ver ganancias.
Por lo pronto, al volver a la nueva normalidad yregresar a los centros de trabajo y educativos, el problema será para la sociedad que se enfrentará a un deficiente servicio, de mala calidad, obsoleto y que no cubrirá el total de la demanda por falta de rutas y unidades. Un problema social sí, quién le entra es la pregunta.
Ya veremos qué sucede, es mi opinión, al tiempo…
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